Marcelo Salas cumple 37 años y, como no podía ser de otra manera, los vive bien aferrado al fútbol. Es que aquel exgoleador que fue protagonistas de uno de los últimos equipos más importantes de River, mitiga su retiro de la actividad profesional como presidente del club Unión Temuco, de su pueblo natal.
Muy atrás en el tiempo quedaron aquellos años en los que se arrodillaba frente al público que lo vitoreaba para dedicarle su obra maestra. Lejos quedó ese "Chileeeno, Chileeeno", que supo tronar por todo Núñez como un grito de guerra anticipando la victoria.
Incluso, ya pocos se acuerdan de que integró a uno de los rivales más duros que enfrentó River en esa inolvidable Libertadores de 1996, la U de Chile. Y que, con el 11 en su espalda, reventó el palo derecho de Burgos con la intención de dar el batacazo en pleno Monumental y dejar a La Banda por el camino. Sin piedad, fiel a su estilo.
Pero no habrá paso del tiempo que pueda borrar la idolatría que despertaron sus goles. Ni siquiera a pesar de ese regreso tan irregular como polémico en 2003. Porque el Matador fue una pieza fundamental para el tercer tricampeonato en la historia de River y para lograr aquella esquiva Supercopa de 1997, la última edición de todas.
Fue uno de los jugadores que pagó su idolatría a fuerza de sacrificio, títulos y goles. Muchos goles. Por eso, hoy -14 años después de aquellos tiempos de gloria con La Banda- no podemos dejar de recordar al Chileno Salas. ¡Feliz cumple, Matador!
Muy atrás en el tiempo quedaron aquellos años en los que se arrodillaba frente al público que lo vitoreaba para dedicarle su obra maestra. Lejos quedó ese "Chileeeno, Chileeeno", que supo tronar por todo Núñez como un grito de guerra anticipando la victoria.
Incluso, ya pocos se acuerdan de que integró a uno de los rivales más duros que enfrentó River en esa inolvidable Libertadores de 1996, la U de Chile. Y que, con el 11 en su espalda, reventó el palo derecho de Burgos con la intención de dar el batacazo en pleno Monumental y dejar a La Banda por el camino. Sin piedad, fiel a su estilo.
Pero no habrá paso del tiempo que pueda borrar la idolatría que despertaron sus goles. Ni siquiera a pesar de ese regreso tan irregular como polémico en 2003. Porque el Matador fue una pieza fundamental para el tercer tricampeonato en la historia de River y para lograr aquella esquiva Supercopa de 1997, la última edición de todas.
Fue uno de los jugadores que pagó su idolatría a fuerza de sacrificio, títulos y goles. Muchos goles. Por eso, hoy -14 años después de aquellos tiempos de gloria con La Banda- no podemos dejar de recordar al Chileno Salas. ¡Feliz cumple, Matador!
Reviví los goles más importantes de Salas en River: