El equipo de Almeyda cerró un año lleno de dolor a puro sufrimiento. Es que a pesar de que fue notablemente superior a Patronato, le costó definir las jugadas y lo terminó ganando recién sobre el final, con un zapatazo salvador de Sánchez. Así, quedó segundo en el torneo y dentro de la zona de ascenso directo.
Sin sufrir no vale. Esa parece haber sido la premisa de River a lo largo de todo este 2011 para el olvido. Desde aquellas agónicas siete finales, hasta este derechazo salvador de Carlos Sánchez que terminó destapando tanta angustia acumulada. Todo fue un sufrir constante, con mayor o menor intensidad, pero sufrimiento al fin.
Muy atrás en el tiempo quedaron aquellas épocas en las que el hincha de River iba a la cancha a disfrutar de un espectáculo. Ahora, desde hace mucho en realidad, va a padecer la incertidumbre que le genera un equipo que puede ganar como perder, golear como ser goleado. De ahí entonces la impaciencia, el murmullo y las ganas de crucificar a propios y extraños.
Porque cuando no es el equipo, es el rival envalentonado por esa oportunidad única de jugar con River. Y sino es el rival, es la falta de suerte en sus mil y un variedades. Como ocurrió en Córdoba, con esa bendita mano aún inexplicable. O como ocurrió en Corrientes, con el titubear de Chichizola que derivó en una nueva frustración.
Ejemplos, solo ejemplos de un sufrimiento que se repitió a lo largo de todo el año y que anoche estuvo lejos de ser excepción. Es que ante tanta oportunidad desperdiciada, por momentos se temió lo peor. River fue una y otra vez sobre el área de Bertoli, pero nunca llegó a acertar la estocada final. Y para colmo, las veces que llegó, las malogró.
Recién a veinte minutos del final, un error defensivo de Patronato le permitió al uruguayo Sánchez quedar mano a mano con Bertoli y cruzar un derechazo inatajable para sellar el 1-0 que tanto se había hecho desear. Así, River encontró el alivio que le significó cerrar el año con una victoria en el Monumental, posicionado en zona de ascenso directo y a tiro de Instituto, a una fecha del fin de la primera ronda. Pero por sobre todo, esta victoria le permitió darle un mínimo de paz al hincha, que este año sufrió al peor River de la historia.