Era un partido muy esperado y, si bien el resultado fue ajustado, River lo dominó a placer y mereció haberse quedado con una diferencia más abultada, después de haber tenido varias situaciones más para marcar.
Y la diferencia estuvo en que el Millonario contó con el Chori y con el Torito, también inspirados en la Copa Argentina, y esta vez cambiaron los roles: el 9 asistió al 10 y el 10 definió con mucha clase, por encima del arquero, para que la pelota ingrese despacito pegada a un palo.
En la segunda parte, el equipo de Matías Almeyda lo pudo haber liquidado, pero no pudo y sufrió un poco en los minutos finales, en los que Defensores de Belgrano se animó y generó un poco de peligro en el arco de Daniel Vega.
Pero River pasó bien estos 32avos de final y ahora deberá meter la mente en el encuentro del domingo contra Patronato, para cerrar un año para el olvido de la mejor manera posible.
